Horas Joánicas

Taizé

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Lucas 15:11-32


es
199709
Septiembre 1997
Lucas 15:11-32

San Agustín comenta la parábola del padre que acoge a su hijo, relacionándola con las palabras de Jesùs en Mateo 11.28-30:

"El hijo pródigo reflexionaba sobre lo que diría a su padre (...) mientras que el padre corría delante de él. Correr delante ¿no significa asegurarle de antemano su misericordia? "Cuando todavía estaba lejos, su padre corría delante de él, lleno de misericordia". ¿Por qué estaba lleno de misericordia? Porque el hijo estaba abrumado por la miseria. "Corrió delante de él y se arrojó a sus cuello", esto es: puso su brazo alrededor del cuello.

El brazo del Padre es el Hijo; le ha dado a Cristo para que lo lleve; esta carga no pesa, sino que alivia. "Mi yugo es suave y mi carga ligera" (Mt 11,30). Se apoya sobre su hijo que se había levantado, y apoyándose sobre él impide que caiga de nuevo. El yugo de Cristo es tan ligero que, además de no pesar, alivia. No es lo mismo que cuando se dice que algunas cargas son ligeras porque pesan menos que otras, pero que siguen teniendo un cierto peso: (...) esa no es la carga de Cristo; hay que llevarla para estar aliviado; si la dejas te sentirás más agobiado. (...) Cuando el padre se cuelga del cuello de su hijo no le agobia; le ha honrado, no ha sido una carga.

    ¿Cómo podría el hombre llevar a Dios si Dios lo le llevara a su vez?"

    ¿Cómo evitar permanecer encerrados en los reproches contra nosotros mismos, mirando hacia el Padre que corre delante de nosotros?

    ¿En qué momento de mi vida he visto a Cristo como un brazo sobre mi espalda?



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